viernes, 8 de junio de 2012

Una novela con perfume de flores: “Rosa candida” de Auður Ava Ólafsdóttir


Victoria, una usuaria de la biblioteca con la que compartimos un gusto muy parecido por la lectura, me recomendó hace unos días una novela titulada  Rosa candida, de la escritora islandesa Auður Ava Ólafsdóttir.  Textualmente me dijo: “ Pfff... no está mal. Es diferente”.  Y no, no está nada mal. Y sí, es diferente, tanto por la forma en que está escrita, como por el mundo en el que nos sumerge la autora.



Lobbi es un joven que ha perdido hace poco a su madre, a la que estaba muy unido, y que decide cruzar media Europa para dedicarse a recuperar un legendario jardín de rosas  en un pueblecito alejado de todo. Su pasión por estas flores es el lazo de unión que aún mantiene con su madre, que cultivaba en su invernadero una extraña y maravillosa variedad de rosa: la rosa candida, de ocho pétalos y sin espinas. En ese mismo invernadero fue donde, una noche cualquiera, y como de casualidad, el protagonista amó a Anna, la amigo de un amigo, y donde se engendró Flora Sol, su hija.

Una novela delicada y sutil, que explica la evolución interior de un personaje curioso y con una sensibilidad a flor de piel.  La detallada descripción de los diferentes tipos de flores, de las comidas que aprende a preparar Lobbi, del  aroma que desprende su hija, de los diferentes paisajes que conoce, hace que este libro se convierta en un verdadero placer para los sentidos.

domingo, 3 de junio de 2012

El lado oscuro del amor en "Siempre tuyo", de Daniel Glattauer


Algunas veces, antes de leer un libro, tenemos una idea preconcebida de lo que nos vamos a encontrar cuando empezamos la primera página. Puede ser por varias razones: porque alguien ya nos ha hablado de él o porque hemos leído alguna crítica; porque el título nos sugiere el tema, o porque encasillamos al autor en un determinado registro. Con el libro que acabo de leer me ha pasado esto último.

Daniel Glattauer es el autor de dos novelitas muy fáciles de leer y que han tenido un éxito impresionante en muchos países. Contra el viento del norte se ha traducido a más de 30 idiomas y Cada siete olas, más de lo mismo. Reconozco que me leí los dos libros en muy poco tiempo (la segunda parte en una tarde). A mi parecer son dos pequeñas obras de arte, divertidas, inteligentes, frescas y conmovedoras. Hace muchos años que el género epistolar, aquel en el que las cartas manuscritas eran la única forma en que dos personas se podían comunicar en la distancia, pasó a mejor vida. Glattauer actualiza y recupera esa forma de comunicación y nos regala dos libros escritos en forma de correos electrónicos.




¿Os imagináis que por equivocación alguien os envía un email y a partir de aquí, sin veros ni una sola vez, empieza un maravilloso diálogo entre dos personas, un hombre y una mujer, cargado de emotividad, seducción y mucha emoción? Eso mismo es lo que les ocurre a los protagonistas de estos dos libros. Leo y Emmi llegan a conocerse muy bien a través de esos correos, pero se enfrentan a una duda muy interesante: ¿seguirán sintiendo lo mismo el uno por el otro tras un encuentro “real”?

Después de leer estas dos novelas estaba deseando que el autor publicase otro libro... hasta que llegó Siempre tuyo.  Como os comentaba al principio no había leído nada, nadie me había contado absolutamente nada del argumento. Así que empecé con una sonrisa en los labios y esperando encontrarme con otra bonita historia de amor. Pero os aseguro que a medida que avanzaban las páginas, mi sonrisa iba desapareciendo y el miedo y la rabia se apoderaban de mí.  En Siempre tuyo Glattauer nos muestra el lado oscuro del amor, cuando el sentimiento se transforma en obsesión y acoso. El autor divide el libro en quince fases, las que vive la protagonista de la historia, Judith, después de encontrarse por casualidad con Hannes en un supermercado.


Es una novela que te mantiene en vilo mientras la estás leyendo. Solo le pongo un pero: para mi gusto acaba de una manera precipitada. La trama no se resuelve hasta el final y en un par de páginas el desenlace sabe a poco. Una pena.